Paseo a todo color por las paredes del Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz

Si todo depende del color con que se mire, y no tienes planes en Vitoria-Gasteiz, esta propuesta seguro que os gustará a todos. Da igual si sois de naranja, limón, negro gótico o rosa fresita. Todos ellos y muchos más se juntan y revuelven en un fresco callejero que da alegría y colorido a las paredes del Casco Viejo vitoriano y conforman una de sus rutas artísticas más animadas.

Para conocer el origen de esta iniciativa que, poco a poco, está convirtiendo las paredes de la ciudad en una obra de arte al aire libre, nos trasladamos a la plaza de las Burullerías, frente al Portalón. Desde 2007 luce una pintura donde, al recrear sobre el ladrillo telas de brillantes colores, se recuerda que, antiguamente, este recinto fue el lugar donde los burulleros comerciaban con todo tipo de textiles. Un año después nació la segunda parada obligada, que te sumergirá en un viaje mundial, gracias a los diversos animales repartidos por las paredes de la escuela infantil Haurtxaro, ubicada en la confluencia del cantón de Santa María con la calle Bueno Monreal, y que bajo el título ‘Continentes’ refleja la diversidad de personas y culturas desperdigadas por el barrio.

Su éxito motivó a los propulsores de esta iniciativa, la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes (AMBA), el colectivo Itinerario Muralístico Vitoria-Gasteiz, ciudad pintada (IMVG) y la asociación socio-cultural El Martillo, a continuar salpicando de color el barrio y la ciudad.

Siguiendo en el Casco Viejo, otro de los murales dignos de ver sería el de la plaza Santa María que se denomina ‘El triunfo de Vitoria’. En él, su creador, Carlos Adeva, se inspiró en el cuadro ‘Le Trinche’ (El tramposo) de George La Tour, que simboliza a la dama Vitoria echando una partida de cartas con un hombre, personificación del poder, mientras su sirvienta, alegoría del pueblo vitoriano fiel a su señora, observa las triquiñuelas del varón. Tonos verdes, rosas, granates, amarillos y azules mezclados con maestría ambientan la medieval escena.

Mientras, el romanticismo hippie se adueña de la esquina de Pintorería con el cantón de Santa Ana. Denominada ‘Cubiertos de cielo y estrellas’, en esta fachada Patricia López recrea una leyenda antigua con trazos modernos, partiendo de un fresco del pintor Giotto di Bondone que se halla en la Capilla Scrovegni de Padua. En él, refleja una historia que empezó en el siglo XIV y habla de San Joaquín y Santa Ana quienes, tras una pelea, se reencontraron junto a la puerta dorada de Jerusalén y se besaron, en el que se ha denominado el beso más romántico pintado en la historia. Los morados, amarillos, naranjas y rosas recrean, junto a multitud de flores, ese instante de perfección.

 

Fuente: GPS SALIR

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